Este prólogo fue publicado en el poemario “El último exilio” en mayo de 2023.
Ningún poeta que presuma serlo, se hace por obra divina. El trabajo es permanente. El poeta no tiene el tiempo que tiene el resto porque se sabe que es finito y que su obra debe atravesar y superar la herrumbre. El poeta no es profeta, adivino u oráculo. Es una analista de su contexto y de los contextos que vengan. Debe ver hacia el futuro con los datos que el entorno le proporciona. Las o los poetas están sometidos a las exigencias de la poesía. La poesía que desprecia a la oración sin calidad, sin reflexión, sin conocimiento y que, algunos, ambicionando ser poetas, abusan al llamarle verso.
Dice Richard Dawkins (1975) en el primer capítulo de “El gen egoísta”1 que: “La vida inteligente sobre un planeta alcanza su mayoría de edad cuando resuelve el problema de su propia existencia” (p. 11). La poesía viene queriendo resolver este problema desde hace miles de años. Poemas como “Gilgamesh” o “El himno al sol” son piezas que ejemplifican esta necesidad de la humanidad.
Como diría Heidegger (2012) en el epílogo “Hölderlin y la esencia de la poesía” de su libro “Arte y poesía”:
La poesía no es un adorno que acompaña la existencia humana, ni sólo una pasajera exaltación ni un acaloramiento y diversión. La poesía es el fundamento que soporta la historia, y por ello no es tampoco una manifestación de la cultura, y menos aún la mera “expresión” del “alma de la cultura”.
Que nuestra existencia sea en el fondo poética no puede, en fin, significar que sea propiamente sólo un juego inofensivo (p. 68)2.

En 2005 se publicó por primera vez “El último exilio”. La selección de poemas que contenían, pertenecían a las décadas de 1980 y 1990. Para el poeta, una de sus obsesiones fue la de liberarse de las formas poéticas recurrentes del momento y la búsqueda de una voz autentica que hasta hoy sigue vigente.
No obstante, como suele pasar con la inconformidad de los poetas que siempre están en ese proceso constante de evolución, algunos de esos poemas sufrieron cambios en algunos versos para consolidarlos y construir así, su propia voz.
En ese año, el poeta César Lazo, junto a otros poetas en La Ceiba, fundó un grupo que, por un tiempo fue un motor cultural importante en aquella ciudad, donde participaron y realizaron diversas actividades culturales. Sin embargo, mucho antes, había participado en otros colectivos y grupos literarios de Tegucigalpa y San Pedro Sula.
“El último exilio” es un título que viene por el nombre de uno de los poemas que compone el libro que no tienen una connotación política, sin embargo, algunos poemas mencionan su paso por el Partido Comunista de Honduras.

En las décadas de 70 y 80 fue militante activo del Partido Comunista de Honduras (PCH) y su labor social y de divulgación la realizó por todo el país, a excepción de algunos años en los cuales parece que estuvo en los países del Este de Europa.
Parte de la historia de su participación en el PCH, se recoge en las páginas de “Los Comandantes”3, libro del escritor hondureño Mario Berríos, donde realiza una investigación sobre los partidos políticos de izquierda en Honduras.
Su vida revolucionaria, también, ha sido investigada en muchas tesis, así como en entrevistas televisivas, de radio, periódicos y otros soportes y formatos.
Producto de esa experiencia y estando en peligro su vida a principios de 1980, erróneamente conocida como “La década perdida” en Honduras, escribe el poema, que más adelante analizaremos: “El gato nos mira cuando la ciudad apaga sus luces”, mientras, estuvo oculto en una “casa de seguridad”, en una colonia llamada Las Mercedes en la hermana ciudad de Tegucigalpa: Comayagüela.
La poesía de César lazo en “El último exilio”, posee un lenguaje poético muy rico. Trata temas como el dolor, el tiempo, la muerte, el amor, la celebración a la vida y la comprensión de la existencia, su frugalidad y su brevedad. También habla para las nuevas generaciones del terror y la vigilancia que pueden ejercer los gobiernos autoritarios en la ciudadanía, pero sin llegar al panfleto. Toca el tema del dolor de la pérdida de un ser querido y el anhelo por recuperar el recuerdo de esa persona.
Tal como lo dice Aristóteles (2005) en “Ética a Calímaco”: (…) “y son tres en el alma los elementos que rigen la acción y la verdad: sensación, intelecto y deseo” (p. 182)4. Así se tutela este poemario a lo largo en toda su estructura. Las sensaciones como una forma de construir vínculos con la lectora o el lector. La propuesta intelectual, cuya intención es generar cuestionamientos y reflexiones sobre la posición que ocupamos en esta fracción del universo. El deseo, como chispa integral e impulsora de la humanidad.
Las múltiples imágenes de sonido, visuales, de paisajes, de tiempo, sensoriales, entre otras, que se disfrutan a lo largo del poemario, se sienten frescas y equilibradas en toda su composición, a pesar de haber sido publicado por primera vez en 2005 y cuyos poemas fueron escritos a lo largo de dos décadas: 1980 y 1990. Las imágenes han sido construidas con una carga reflexiva y una estética rigurosa y compleja, con contextos diversos y dispuestos a adentrarse y alojarse en nuestra memoria. Imágenes que por sí mismas pueden bifurcarse en cuantiosas historias y no pierden su esencia ni su calidad. Tal como dice Bachelard (2010) en “La poética del espacio”:
Las grandes imágenes tienen a la vez una historia y una prehistoria. Son siempre a un tiempo recuerdo y leyenda. No se vive nunca la imagen en primera instancia. Toda imagen grande tiene un fondo onírico insondable y sobre ese fondo el pasado personal pone sus colores peculiares (p. 21)5.

El libro comienza con el poema “Los amantes van más allá de la eternidad”. Este poema evoca escenas amorosas. Describe el entorno y la relación entre dos personas cuyo amor quizá sea genuino; manifiesta una sensación de intimidad, atemporalidad y trascendencia. Comienza con la imagen de amantes placidos en una cama, totalmente despreocupados y desaprendidos de lo que sucede afuera. Cito la primera estrofa:
“los amantes
tendidos abrazados en la cama
afuera está el silencio
metido en los huesos
del vértigo infinito”
Pareciera que no importa “el silencio metido en los huesos del vértigo infinito”. Aunque haya un “ojo” que los observa desde lejos, ese ojo puede ser el “vértigo infinito”, el cual, evoca un miedo subrepticio y preocupaciones apenas perceptibles, consecuencia de las vicisitudes eventuales que la realidad les presenta. Este “ojo espía”, se encuentra a lo largo de todo el poemario.
También, esa imagen, puede simbolizar el miedo a la vigilancia y el prejuicio, que tiene sobre ellos, alguien o algo más allá de su experiencia inmediata y que, desde algún lugar los juzga.
El verso: “labios que desgranan una espiga de suspiros en el tiempo”, es una metáfora cuya premisa sugiere que su amor se extiende más allá de su tiempo presente y trasciende a través de los recuerdos y las emociones compartidas, aunque esté, aunque la latencia del “vértigo infinito” los mantenga en ascuas.
El poema está cargado de imágenes sensoriales que crean una atmósfera íntima y sensual, en la cual el tiempo y la eternidad son temas recurrentes. Aunque hay un miedo latente por aquello que pueda destruir ese estado de satisfacción.
Se nutre de personificaciones como: “el crepúsculo agoniza en los muslos”; de metáforas: “un caballo galopa hacia la eternidad”; de hipérboles: “del vértigo infinito”; lo mismo que de anáforas como la frase, “los amantes”, que se repite al inicio de cada verso.
Es un poema semicircular que cierra casi de la misma manera en que abre. Cito los versos de la última estrofa:
“los amantes se quedan
cansados
tendidos en la cama”
El poema “El recuerdo es la última puerta dedicado” a Nelda Graciela Soto Puerto, esposa del poeta. Inicia con una imagen auditiva en donde el poeta cree escuchar la onomatopeya de una risa, la risa de su ser querido en un lugar con espejos ocultos. Sugiere quizá, que imagina su risa y cada cosa que mira es el reflejo de esa persona en su memoria. Cito los siguientes versos:
“escucho tu risa desde la última tarde
en el lugar exacto
donde se esconden los espejos
el deseo picotea las palpitaciones vegetales
de tus muslos
mientras la risa del viento
se filtra por la única ventana
en el fondo abisal de la ternura”
A medida leemos el poema, se nos presentan imágenes marinas que muestran el ahogo que siente el poeta por la ausencia de su ser querido. Describe imágenes que simbolizan la complejidad de su dolor y que sugieren una sensación de pérdida y de desaparición.
“una marejada se duerme eternamente
coral y pez superpuesto
en la noche de una gaviota prendida
en la retina del horizonte
ojo y llanto atrapado en la memoria
un rumor de mar
abandona las huellas
en un lecho de fuego
dos cuerpos
que se abrazan
en un campo de trigo que se quema
la hiedra se marchita en el olvido”
El poema contiene varias imágenes literarias que ayudan a crear un efecto emocional y sensorial en la lectora o el lector. Posee carga emocional y simbólica que refleja el dolor de la pérdida y la lucha del poeta para mantener vivo el recuerdo de esa persona.
Utiliza varias imágenes que evocan sonidos, como “escucho tu risa”, “la risa del viento”, “un rumor de mar”, “el aleteo de tu risa”, y “cuando bailan los relojes”.
Imágenes visuales que convocan paisajes y objetos, como “los espejos”, “el horizonte”, “un campo de trigo que se quema”, “coral y pez superpuestos”, “una gaviota prendida en la retina del horizonte”, “palomas en los techos”, entre otras.
También recurre a imágenes relacionadas con la naturaleza, como “palpitaciones vegetales”, “marejada”, “rumor de mar”, “hiedra”, “coral y pez superpuestos”, “golondrinas”, entre otras. Así como metáforas que despiertan sensaciones y emociones como: “el deseo picotea las palpitaciones vegetales de tus muslos”, “tu ausencia me ahoga en esta casa”, “ojo y llanto atrapado en la memoria”, “el dolor busca a tientas la última puerta”, entre otras. El poema también maneja imágenes relacionadas con el tiempo, como: “se cerró el ojo del tiempo”, “cíclope que transfigura la memoria”, “sonando el cuerno que horada el cielo”, “remueven los párpados del silencio”, entre otras.
Metáforas, hipérbaton, personificaciones, metonimias e hipérboles se disfrutan en este poema.
Resucito para acariciar tu vientre, es un poema que describe a una mujer embarazada a punto de dar a luz. Aunque posee un tono oscuro y visceral que explora temas como el deseo, el dolor y la muerte. La imagen central del poema es la del yo poético. Un hombre arrodillado quien no es más que un ser humano en posición fetal.
Cito las siguientes estrofas:
“la penumbra apretada a tu vientre
se arrodilla
trae el deseo lluvia sin viento
el dolor de mi cuerpo
un rumor de sangre
invisible
crece a toda hora
hiere la inocencia que se pierde
en el umbral del abismo”
Otras interpretaciones más existenciales pueden ser que el vientre sea asociado con la penumbra y el dolor del cuerpo que contrasta con el rumor de la sangre que crece dentro de él, lo que sugiere una tensión entre el deseo o el miedo de vivir o esas mismas sensaciones consientes del imposible escape de la muerte.
La muerte también puede ser asumida como una liberación del ruido y la opresión de la vida, pero también como una amenaza que hiere la inocencia. La imagen del “pez atrapado en la red de la noche” apunta que se encuentra en la tercera estrofa, a la sensación de desespero o ansiedad. Quizás sea una posible redención o renacimiento. En su premisa más elemental, quizá solo exprese o describa el momento del alumbramiento.
El poema es muy emocional y utiliza imágenes y figuras literarias para expresar los sentimientos y sensaciones del encuentro con la muerte o la vida. También posee elementos que aluden a la resurrección que aparecen en muchos textos religiosos y mitológicos, aunque se presentan en el poema de una manera más cercana a las labores de parto.
Otro de los poemas que hemos tomado para analizar es “Ausencia”, el cual comienza con una afirmación contundente: “me he quedado solo”, que sugiere una situación de abandono. A lo largo del poema se repite esta frase como un eco que amplifica el sentimiento de pérdida. Cito la estrofa:
“me he quedado solo
pienso
esperándote
en esta larga oscuridad sin retorno
sintiendo la piedra que
desgarra mi piel”
El poeta expresa una sensación de espera en el siguiente verso, “larga oscuridad sin retorno”, lo que propone que ha estado esperando durante mucho tiempo sin recibir respuesta.
El verso de ” la piedra que desgarra la piel”, indica que el dolor de la ausencia es intenso y que influye en el cuerpo físico.
Los labios del poeta están “mudos” y la ciudad se “oxida” con la ausencia del ser amado, sugiriendo que todo lo que alguna vez fue hermoso ahora está marchito y oxidado.
El poema termina con un verso poderoso: “como pájaro perdido en el desierto”. Un verso de destierro y desorientación. El poeta parece sentirse como un pájaro que ha perdido su camino y no sabe cómo encontrar el camino de regreso.
El poema, “El último exilio”, poema que da título al libro, es un poema emotivo que trata sobre la vida de la abuela del poeta. La abuela es una mujer que vive sin tiempo; riega amor; construye ilusiones. Menciona que colecciona tragedias y juega y se enfrenta a los altibajos que se presentan a diario. Una mujer enérgica y guerrera hasta el final de su vida. Cito las dos últimas estrofas:
“a los noventa y seis años
regateó con la tristeza
la flor de su risa
le duró hasta cuando se asiló
en el lugar de donde jamás se vuelve.”
En cuanto a la estructura, el poema, tiene una forma libre; fluye como una narración. Se cuenta la historia de un ser humano imperfecta, pero no se limita y se vuelve una figura motivadora, cuyo carácter y personalidad inmortaliza el poeta en cada verso.
“El gato nos mira cuando la ciudad apaga sus luces” un poema que se convierte en uno de los más interesantes del poemario. El individuo sometido a una reflexión profunda sobre el temor a la pérdida de la vida. El poeta utiliza la ciudad y la imagen del gato como elementos clave para transmitir esa sensación de amenaza e incertidumbre en un momento de oscuridad y peligro. Escrito en la década de los ochenta, no pierde su vigencia.
Cito la tercera estrofa dice el poeta:
“ese gato nos vigila
se esconde detrás del gris que tiembla
irreversible
preña a la tarde
debajo de una estrella”
El gato puede ser un gendarme, solo que en el poema se personifica con atributos y características felinas. Está ahí, pendiente de cada movimiento sus ojos espían; prejuiciosamente observa hasta volverse malévolo e inquietante.
Luego en la cuarta estrofa, la metáfora de la amenaza y el peligro que acecha, nos lleva al posible pánica que tenían los escondidos.
“lo miro
en sus ojos el mar
con sus agujas
penetra nuestra playa”
El poeta establece un contraste entre la ciudad despierta y sin lluvia y el naufragio que limita el horizonte, lo que refuerza la idea de intimidación y la sensación de estar atrapado.
Los versos apelan a los sentidos del lector, como “el llanto que se derrama en los tejados”, “el gris que tiembla, “la noche que apaga sus luces”.
La atmósfera es oscura y maligna, quizá una configuración de las paranoias de quienes estaban ocultos. Finaliza en su última estrofa con la inevitable sensación de ser vigilados:
“la ciudad apaga sus luces
y el gato abre sus ojos”
El poema “El tiempo se esconde detrás del muro” dedicado Miguel Ángel Osorio, un amigo del poeta, es un poema introspectivo que reflexiona sobre la naturaleza del tiempo y su papel en la vida humana. El poema se divide en cuatro secciones, cada una de las cuales ofrece una perspectiva diferente sobre el tema del tiempo. Este es quizás el poema más existencial que se encuentra en este poemario.
El primer aparato presenta al tiempo como un pájaro migratorio que no tiene un destino concluyente. Lo describe como algo que se mueve a ciegas, sin horizonte específico, y que está en constante búsqueda de algo que nunca encuentra. También sugiere que el tiempo es algo que se esconde debajo de la superficie, en la lluvia que riega la memoria, en el deseo indescifrable y en la carne que se multiplica. El poema plantea la idea de que, aunque el tiempo es eterno, siempre hay una sensación de urgencia en la vida humana. Esa vida humana que es breve; que es transitoria. “El tiempo, —dice Stephen Hawking en ‘Breve historia del tiempo: Del Big Bang a los Agujeros Negros’— tiene su origen en el big bang, en el sentido de que los tiempos anteriores simplemente no estarían definidos (p. 16)6.
La segunda sección del poema presenta al tiempo como un latido en el corazón humano y como algo que nos recuerda constantemente el futuro. El poema sugiere que el tiempo puede ser abrumador y que puede provocar una sensación de angustia. Habla de la ira y la esperanza, así como del amor y el desamor.
Otra de las premisas, sobre segunda parte, inquiere en que el tiempo puede ser un proceso doloroso, cosa que viene con el crecimiento y el cambio.
La cuarta sección del poema presenta al tiempo como una bestia depredadora que devora la vida humana. El poema sugiere que el tiempo es algo que puede ser a la vez seductor y mortal, y que puede inspirar tanto la ebriedad como la zozobra.
“El tiempo se esconde detrás del muro” es un poema profundo y reflexivo que invita a la lectora o al lector a reflexionar sobre la naturaleza del tiempo y su papel en la vida humana, así como en su brevedad, su cotidianidad y la zozobra que inevitablemente trae.
Otra de las particularidades de este poema, en todas sus partes, es la presencia de una gran cantidad de imágenes literarias y tropos que permiten enriquecer su contenido poético y aportar distintas lecturas. Cito un fragmente la primera parte:
I
el tiempo
es un pájaro que emigra
en un viaje sin retorno
soplo de materia que se apresura
a la deriva
no va a ninguna parte
camina a ciegas
busca un horizonte
sin frontera
principio y fin en su aliento
gira en luz y sombra
en el agua de un río que nunca llega al mar
y se esconde debajo de la tierra
en el dolor de una mirada que se apaga
en el hueco de las manos
que embriagan otras manos
sempiterno
aunque los relojes se cansen
del mundo
nunca lo callará la muerte
es un árbol que ríe abrazado al universo
nace el hombre
para morir en un instante
bostezo que emana de la noche
se desvanece sin descifrar el enigma
el punto de partida o el origen
de la semilla o de la piedra
del volcán que arde en el pecho
de la hoja que desciende en el abismo
de la risa que busca un rostro amigo
y enciende la llama
en el espejo de los días sin ternura
la lluvia que riega la memoria
sin evadir la sombra
temblor
luz que se anticipa
ante la estrella que se apagó
en la eternidad
de la caricia o el deseo indescifrable
que multiplica la carne
cuando la lluvia golpea nuestro sueño
El poema “No hay justo para guardar la casa” tiene una atmósfera de desesperación y caos. Tiene un torbellino de hermosas y bien logradas imágenes que tal vez no refieran a la muerte en sí, sino a la pérdida de algo valioso. Hay una clara manifestación de denuncia y condena contra la violencia, el sufrimiento, la desolación, el egoísmo, la opresión y la falta de empatía en la sociedad. Tampoco escatima en explorar lo existencial.
“El último exilio” es un poemario consolidado, no tiene pretensiones. Cada verso está muy bien estudiado y el poeta es consciente de ello. Hay una notable reflexión en toda su propuesta. Se somete a lo que establece Octavio paz en el “Arco y la lira”: “El estilo es el punto de partida de todo intento creador; y por eso mismo, todo artista aspira a trascender ese estilo comunal o histórico.” Esto es lo que ha hecho el poeta César Lazo o lo que hizo, trascender. A pesar del tiempo, sus poemas no han quedado estáticos. Permanecen vigentes y vitales.
Es inevitable que no se mencione que el título del poemario y muchas de sus premisas y figuras, también hagan alusión a la represión, la persecución y el desaparecimiento forzoso de luchadores sociales, así como de estudiantes, profesores, periodistas, librepensadores, siendo una práctica común en las décadas anteriores a los años ochenta, durante esa década y entrado en a los años noventa, por militares que daban continuos golpes de Estado y gobiernos que querían mantener a la población servil y en un oscurantismo total.
En conclusión, es un poemario que se ha sometido a las pruebas del tiempo y ha salido incorrupto de las forjas de su mezquino ojo vertiginoso y del exigente, egoísta y cruel ojo de lectoras y lectores.
¡Bienvenidos todas, todos a la continuación de este compendio de magníficos poemas!
Bibliografía
1Dawkins, Richard (1975). El gen egoísta. Barcelona: Salvat. Recuperado el 2022
2Heidegger, Martín. (2006). Arte y poesía. México D.F.: Fondo de Cultura Económica. Recuperado el 2023.
3Berríos, Mario (2007). Los Comandantes” fue publicado en 2007, en la ciudad de San
Pedro Sula, por editorial Pacura.
4 Aristóteles (cuarta reimpresión 2005). Ética a Nicómaco. Madrid: Editorial Alianza, con
Introducción y notas de José Luis Calvo Martínez, p. 182.
5Bachelard, G. (2006). Arte y poesía. México D.F.: Fondo de Cultura Económica.
Recuperado el 2023.
6Hawking, Stephen en Breve historia del tiempo: Del Big Bang a los Agujeros Negros.
(2005). The Book Laboratory™ Inc., 2005. Recuperado el enero de 2023, de https://antroposmoderno.com/word/Stephen_Hawking_Historia_del_Tiempo.pdf
ELVIN MUNGUÍA, hondureño, poeta, narrador, antólogo, extensionista cultural, editor (Goblin Editores), consultor, fotógrafo, economista. Doctor Honoris Causa por la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadísticas de México (2023); expresidente de la Academia de Poesía de Honduras; exsecretario General del Consejo Regional de Cultura de Atlántida (2009-2012), entre otros cargos. Ha publicado 27 libros. Su obra ha sido traducida parcialmente al italiano, portugués, bengalí e inglés.