Cuando la muerte deje de soñarme

Vemos entonces al poeta que nos lleva por varios rincones de su conglomerado y nos presenta un coloquio fresco y desanudado. Identificamos esa eterna impronta que lo hace volver a lo que más quiere: la poesía como un viento antropomorfo que humaniza al lector y consolida al poeta. Es oportuno hacer notar que se deja entrever una intención manifiesta del poeta en mostrar esos elementos transformadores y dirigidos al lector como una saeta que penetra y se dispersa por el imaginario del que tendrá la oportunidad de leer esta propuesta. No es tarea fácil invitar al lector a un periplo complicado, borrascoso y con la urgencia de descubrirse en cada momento que el poema le permite.

Podemos resumir, con enorme satisfacción, que el poeta Elvin Munguía se mueve en planos disímiles y contrastantes que procuran de manera efectiva ese poder trascendental que la obra le otorga al poeta. Recreo una vez más nuestra conversación de algún tiempo atrás y celebro la obra de un hombre/poema que nos lleva a este nuevo capítulo de las letras hondureñas.

Fabio Castillo

Categoría: Brand:
Dimensiones5.5 × 8.5 in
Páginas

128